
Tenía un quiste en el hígado, este quiste era grande y me habían dicho que necesitaba una operación.
Todo lo que comía, hasta el agua me hacía mal.
Esto me generó crisis de pánico y nunca tenía paz.
Acá recibí la unción con el Aceite Consagrado y un milagro sucedió ¡el quiste desapareció!
Pasé a digerir bien, volví a hacerme los exámenes y el doctor me preguntó ¿qué hacía allá, si estaba sano? Dios siempre responde. Jonathan