La relación con mi esposo no estaba bien, él mantenía conversaciones con otras mujeres a través de internet, nuestros hijos nos veían discutir todos los días. Llegamos al punto de agredirnos físicamente. Me sentía deprimida y frustrada, porque esa no era la vida que siempre había soñado tener.
Llegamos al punto de agredirnos físicamente y nuestro hijo veía diariamente las discusiones que teníamos.
Mi esposo vio una invitación de la Terapia del amor y decidimos acercarnos. Poco a poco los dos comenzamos a ver cambios. Hoy gracias a Dios nuestra relación fue transformada. Ambos nos perdonamos, ya no existen las peleas ni los maltratos. Ahora también puedo ver la felicidad de mi hijo al ver a sus papás bien.
Juliana