Tuve depresión desde que era una niña, vi como mis padres se peleaban y se ofendían entre ellos, mi padre bebía bastante, lo que ganaba en su trabajo se lo gastaba en alcohol, cada vez que mi padre bebía golpeaba a mi madre.
Nosotros teníamos que escondernos cada vez que mi padre llegaba a la casa, era una vida de mucho sufrimiento. Recuerdo que estando en la escuela, yo era una niña muy triste y retraída, me costaba relacionarme con mis compañeros.
Esos traumas los llevé hasta adulta, no podía tener pareja ni amigos porque me ocultaba de todo y de todos, hasta que ya no aguanté más y quise terminar con mi vida.
Conocí la Universal por medio de la televisión, al principio no tomaba en serio nada de lo que me hablaban. Pero poco a poco comencé a sentirme bien, la tristeza se terminó, tuve ganar de seguir estudiando, y seguí asistiendo a la iglesia de manera constante. Tomé conciencia de que el único que me podía ayudar a salir adelante es Dios y me propuse en buscar el Espíritu Santo.
Fue así que lo recibí un día domingo y desde entonces soy otra mujer, tengo alegría, estoy llena de ganas de seguir viviendo.
Estoy feliz de haber encontrado a Dios
Nancy
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