top of page

“HOY MI MATRIMONIO ES COMO UN NOVIAZGO”


CLAUDIA: “Yo venía de una familia desunida, mis padres se gritaban, se golpeaban y se peleaban. Estaba acostumbrada a eso. Yo pensaba que así funcionaba el matrimonio: tenía que mandar y el otro tenía que obedecer. Mi mamá gritaba mucho, se ponía nerviosa y golpeaba a mi papá. Entonces, cuando conocí a mi esposo, pensé que así tenía que funcionar. Los primeros años fueron buenos, pero después todo me empezó a molestar, estaba muy nerviosa, gritaba y no quería que nadie me desobedeciera. Yo era la que tenía que mandar en la casa. Cuando nació mi segunda hija, empecé a decirle a mi marido que él me molestaba. No quería que me tocara. Por eso, empezamos a dormir en camas separadas. Él, en el living. Mi hija más chica y yo, en la habitación.


Así estuvimos por once años. Teníamos peleas, gritos, golpes y discusiones. Él viajaba mucho por su trabajo y yo lo extrañaba, pero cuando él llegaba a mi casa, me molestaba que él estuviera. Si él hablaba, le tiraba lo que tenía cerca. Siempre estaba triste, no me gustaba verme al espejo y me molestaba mi forma de ser.


Cuando fui a la Terapia del Amor, al principio no me gustaba, yo decía que era todo mentira, pero después empecé a escuchar con atención, puse en práctica lo que decía el pastor y mi carácter cambió. Al principio fue difícil cambiar debido al ego, pero fue fácil cuando abrí el corazón. Empecé a sacar de mí el odio y fue como sacarme algo pesado de encima. Me sentí libre y pude amar. Empecé a comprender a mi esposo, a escucharlo y a estar más unida a él. Hoy ya tenemos nietos, mis hijas ya crecieron y mi matrimonio es como un noviazgo.


Nos dimos cuenta de los errores que habíamos cometido y empezamos a cambiar juntos. Ahora estamos felices. Me siento feliz y plena, gracias a Dios”.

bottom of page