Sentía dolores de estómago, vomitaba mucho y no sentía apetito. Cuando fui al médico me diagnosticó depresión y me recetó medicamentos.
Luego el médico verificó que se trataba de una úlcera nerviosa que había cicatrizado. A través de una biopsia me diagnosticaron cáncer, luego los médicos dijeron
que tenía un tumor maligno. Yo hice uso de la fe y confié en Dios, sabía que iba a ser
sanada. Me sometí a una cirugía para retirar el tumor, pero los médicos no encontraron nada, el tumor había desaparecido. Los médicos estaban asombrados.
Hoy compruebo que por la fe estoy completamente sanada.
Feliciana