“Cuando llegué a la Iglesia Universal, lo hice siendo una mujer muy enferma, padecía con fuertes dolores de cabeza que eran constantes, úlcera y gastritis. Me la pasaba en consultas médicas pero nada de lo que ingería me quitaba las dolencias y enfermedades. Además de esto era atormentada por pesadillas que no me dejaban dormir, pensaba que la muerte era la solución a mis problemas.
Un día visité a mi hermana y ella me hizo la invitación a la Universal, comencé a asistir y perseverar logre vencer poco a poco todo aquello que tenía. Los dolores de cabeza se fueron desapareciendo paulatinamente, ya no sentía los malestares en el estómago y al pasar el tiempo vi como Dios me había sanado y liberado de todos los males. Hoy soy una mujer feliz, completamente sana, duermo bien sin pesadillas ni nada que me atormente, tengo paz y mucha tranquilidad. En realidad no me canso de agradecerle a Dios todo lo que ha hecho por mí”.
Elinor de Vásquez
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