Desde pequeña sufrí con resentimiento y rencor en contra de mi madre porque no tenía una familia completa. Al contrario, era infeliz, todo eso provocó que por muchos años, fuera rebelde, que fuera muy fácilmente influenciada para hacer cosas malas. Mi vida era infeliz.
En mí existía un gran vacío. Lo peor de todo no era lo que sentía mientras estaba despierta, sino cuando la noche llegaba, ya que era atormentada. Tan solo la idea de saber que todas las luces se iban a apagar me daba pánico.
Mi sufrimiento terminó cuando acepté la invitación para participar de la Iglesia Universal. A partir de ese momento empecé a comprender que necesitaba de la ayuda de Dios. Así fue como empecé hacer una Prueba con Dios y desde ese día fui liberada de ese tormento que sentía por las noches. Mi vida fue iluminada y hoy estoy transformada, porque he encontrado la paz, tranquilidad y la fortaleza que viene del Espíritu Santo para sentirme completa.
Daverly Enciso.
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