En mi matrimonio había malos tratos, golpes, vicios, humillaciones y faltaba el dinero. Por todas esas situaciones que vivíamos, habíamos llegado a la decisión de separarnos.
Yo pensaba que no tenía sentido seguir con un hombre que no me valoraba. Él siempre llegaba con algún tipo de droga, y por ese motivo me agredía física y psicológicamente.
Yo había tomado la decisión de terminar con mi vida porque no estaba aguantando esa situación.
Un día vimos el programa de Televisión, y escuchamos un testimonio de una pareja que tenía problemas similares a los nuestros, y decidimos participar juntos.
Fue tan grande la paz que sentimos desde el primer día, que seguimos asistiendo.
Fue así que fuimos libres de los males que habían en nuestra vida, yo dejé de tener tristezas y los deseos de morir se fueron. Mi esposo fue libre de los vicios y comenzó a respetarme. Al poco tiempo, ambos recibimos el Espíritu Santo.
Hoy somos un matrimonio unido, tenemos una familia transformada, mi esposo me valora y me trata bien, los maltratos ya no existen en nuestra relación. Nuestros hijos están creciendo en un hogar donde reciben amor y comprensión. Y lo más importante, es que mi familia tiene la protección y la guía que viene de Dios.
Perla Cortés