
“Yo tenía el corazón grande, no podía respirar, me había afectado incluso los pulmones. Desde hacía tres años que estaba sufriendo. Los doctores me habían dicho que lo último que iban a hacer era colocarme un marca-paso. Pero empecé a venir a las reuniones de los Casos imposibles y me sané de todos mis problemas de salud. Tengo 77 años, pero me siento de 20, gracias a Dios”.