Me encontraba en una profunda depresión, pasaba todo el día acostada y llorando. No me bañaba y no comía. Sentía rabia de todos.
Fuera de eso pasé por muchas necesidades, llegué a estar en la miseria y por causa de los problemas económicos, me involucré en los vicios. La única solución que veía, era la muerte
Recibí una invitación para ir a la Universal. Comencé a participar y fue así que a través de mi fe, fui sanada de la depresión y libre de los vicios. Mi vida se comenzó a restaurar. Hoy tengo ganas de vivir, ya no paso por necesidades, Dios restauró mi vida económica. Pero mi mayor alegría fue haber conocido a Dios, en la Iglesia Universal. Carol Reyes
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