Desde pequeña sufrimos por causa de las carencias económicas. Mi papá nos abandonó y mi mamá para poder sustentar a mis hermanos y a mí, tuvo que trabajar en dos empleos. Nosotros no contábamos ni siquiera con las necesidades básicas que la mayoría tiene. Nos cortaban el agua, la luz, y dormíamos en el piso. Cuando llovía, el agua entraba a nuestra casa, y muchas veces el techo se volaba.
Fue así que pasaron los años, crecí, estudié y logré tener mi titulo, pensé que por fin la situación económica en nuestra familia cambiaría. Pero, no fue así. Entré a una empresa donde no me valoraban, me humillaban y no recibía el sueldo de un profesional.
Empecé a participar de las reuniones en la Iglesia Universal y puse en práctica lo que me enseñaban. Fue así que mi vida empezó a cambiar, Dios me dio una idea y la desenvolví. A los 3 meses ya había arrendado mi primera oficina y de ahí no paré.
Hoy tengo sucursales en más de 9 regiones. Hoy tengo mi departamento y mi auto. Pero todo lo que tengo es para glorificar a Dios en mi vida, Él transformó todas las áreas de mi vida.
Sueli