
Mi nombre es Pamela Riquelme, en mi niñez vivíamos de arriendo y de casa en casa, pasábamos humillaciones, mi padre quedó sin trabajo y mi madre tuvo que comenzar a trabajar, mi padre se volvió alcohólico y esos recuerdos quedaron en mí.
En mi juventud comencé a beber alcohol, fumar cigarrillo, tenía dolor de cabeza constante, me odiaba y era insegura, no me quería, venían pensamientos de muerte en mi cabeza ya que no le encontraba sentido a mi vida.
Me casé y vivimos en la casa de mi suegra, en esa casa encontraba trabajos de brujería, pasaba humillaciones, no podía dormir, escuchaba voces, veía bultos y sentía que me movían los muebles entre otras cosas que hicieron que me volviera aún más depresiva, estaba muy delgada y no podía comer nada. Mi madre al ver mi situación me llevó al brujo y me dijeron que tenía una brujería en el estómago que poco tiempo después se volvió principio de cáncer.
Conocí la Universal por la televisión, decidí ir ya que busqué muchas salidas a mi problema y no encontré, esa fue la última puerta que toqué. Empecé a hacer las cadenas de las reuniones, usar mi fe, a hacer propósitos por mí y mi familia, y vi el cambio en todas esas áreas de mi vida. Escuché hablar acerca del Espíritu Santo, abandoné el cigarro, lo que me alejaba de Dios decidí dejarlo, perdoné, me despojé del odio y rencor, hice ayunos, y busqué mucho más de Dios.
Fue así como fui Bautizada con El Espíritu Santo y recibí una paz y tranquilidad, la alegría que en toda mi vida no había tenido recibí, ya no tengo depresión, el insomnio desapareció, salió toda amargura de mi corazón, mi vida fue totalmente restaurada gracias al Poder de Dios y del Espíritu Santo.