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Me dolió mucho, enterarme de las infidelidades de mi esposo


Mi marido y yo siempre nos peleábamos por todo. Él siempre intentaba humillarme en público. Los problemas que deberían ser resueltos en privado, mi marido quería resolverlos en cualquier lugar. Uno de los momentos más dolorosos, fue enterarme de sus infidelidades.

Se había perdido realmente el respeto entre nosotros. No encontraba solución para nuestro matrimonio. El amor y la felicidad se había acabado entre los dos.

Exactamente en este momento tan drástico de la relación, fue cuando recibí una invitación para participar en la Iglesia la Universal. Perseverando en las reuniones de fe, fui orientada a cómo luchar por mi matrimonio. Puse en práctica todo lo que aprendí y a ejercitar mi fe.

Así fue cómo Dios moldeó mi carácter y como Él transformó también a mi esposo. Hoy él es un hombre amoroso y detallista. Dios cambió todo y el amor que se había perdido se restauró.

Poner la vida en las Manos de Dios es lo mejor que uno puede hacer. Hoy estoy felizmente casada y hay unión en mi familia. Ahora sé que para Dios nada es imposible cuando uno aprende a confiar en Él.

Soraya E.

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