
“A mi hija le habían encontrado un tumor muy grande que le había tapado un vaso sanguíneo. Le habían dado una hora de vida. Le abrieron la panza, le sacaron el tumor y le hicieron diez puntos. Estuvo cinco horas en cirugía y luego permaneció en terapia intensiva. Yo estaba muy mal. Entonces, usé el lienzo y se lo puse en la panza. Los médicos decían que mi hija nunca iba a poder hacer ningún deporte e iba a tener problemas para alimentarse. Sin embargo, hoy come de todo y practica baile y natación competitiva. Dios sanó a mi hija, gracias a usar la fe en la cadena de los Martes”.