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"La muerte de mi hijo me llevó a una profunda depresión"

Todo iba bien hasta que mi esposo tuvo un problema financiero y la empresa que teníamos quebró, esto nos dejó como consecuencia una deuda de 5 millones de pesos. Fue una época muy pesada, pues no solo tuvimos que lidiar con la dificultad económica, también con los problemas que surgieron en nuestro matrimonio porque mi esposo empezó a ingerir bebidas alcohólicas y, lo más difícil, la muerte de mi hijo de cuatro años.

Los problemas dejaron de agobiarme, porque eso ya no me importaba. Lo que más me hundía en la tristeza era la falta de mi hijo. No salía de mi casa, ni de mi cuarto, dejé de atender a mis otros hijos. Aislarme de todos era la manera en la que expresaba mi dolor. Lo que más anhelaba era morirme, pues veía en ello la posibilidad de irme con mi hijo.

No obstante, llegué a la Universal y aquí encontré a personas que me ayudaron a superar mi depresión. Siempre fueron muy pacientes conmigo, con mucho cariño, me escucharon, me orientaron y me ayudaron a activar mi fe para hallar en Dios el consuelo que mi alma tanto necesitaba.

Hoy he superado la pérdida de mi hijo. Me he dado cuenta que tengo otros motivos para seguir adelante, como mi esposo y mis otros niños. Las bendiciones se extendieron a hacia todos porque pagamos las deudas, superamos el problema económico y restaure mi matrimonio. Tengo paz dentro de mí, gozo y amor por la vida.

Miriam Jiménez



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