
“Tenía depresión, debido a los problemas económicos, iba a perder mi casa, no me alcanzaba el sueldo y tenía a mis hijos pequeños.
La depresión me acompañó alrededor de seis años. Y casi me consume.
Lloraba durante las noches y no lograba conciliar el sueño.
Mi hijo mayor, con sólo 10 años, trataba de consolarme.
Golpeaba puertas para salir de los problemas, pero al no tener recursos no era posible encontrar una solución.
Sufría la depresión de forma silenciosa dentro de mi hogar, fuera de casa las personas no sabían lo profundo de mi tristeza y preocupación.
En esas circunstancias llegué a la Iglesia Universal, me atendieron bien y fueron afectuosos conmigo. Ese día pude descansar. Pasé a participar en los encuentro de fe, los días domingo, lunes, martes y miércoles.
Hoy estoy muy feliz y soy una persona llena de vida.
No perdí mi casa, los problemas que tenía se solucionaron a través de la fe.
Vencí la depresión y la Presencia de Dios está en mi hogar”.
Magaly