Las agujas del reloj del Fin de los Tiempos están cada vez más cerca de la medianoche. Descubre cómo salvarte de lo que está por venir.
Toda alerta busca llamar la atención sobre algo importante, necesario, y a menudo vital. Las advertencias las emiten quienes se preocupan y las aceptan quienes son prudentes, sobre todo cuando se trata de la vida misma. Hoy, la advertencia más repetida es sobre el Fin de los Tiempos. Por eso, desde el miércoles 16 de octubre, en todas las iglesias Universal comenzó “La Alerta Final”, una serie de estudios para aquellos que desean no solo comprender las profecías sobre el Fin de los Tiempos, sino también prepararse espiritualmente para lo que será el momento crucial para toda la humanidad. El reloj que marca lo cerca que estamos del fin es la misma Biblia. Estamos viviendo sus últimas páginas, es decir, todo lo que se registra en el libro de Apocalipsis, que es una revelación dada por Dios a Sus siervos.
No es posible detener los eventos que vendrán, y los esfuerzos por buscar otro planeta para vivir son inútiles, ya que el problema no está en la Tierra, sino en la corrupción espiritual del ser humano. La humanidad es como un tren sin frenos, y solo se detendrá cuando choque. La Tierra terminará en fuego, y lo único que podemos hacer es entender estas advertencias y prepararnos, ya que la promesa y profecía bíblica es que antes del fin el Señor Jesús tomará a Su Iglesia.
Quién se va y quién se queda
La entrada al Reino de los Cielos se compara con un matrimonio, cuando los novios finalmente se casan y permanecen juntos para siempre. La Iglesia, en espera del Novio (Jesús), debe prepararse para ese día tan esperado, manteniendo la expectativa y alegría de su llegada. Para ilustrarlo, el Señor Jesús contó la parábola de las Diez Vírgenes, en Mateo 25, que trata de diez novias que esperaban al novio. Pero hay un detalle importante: cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas o “locas”, porque no pensaron en lo que realmente importaba en ese momento. La preparación de estas novias consistía en mantener su lámpara encendida, y el aceite, necesario para esto, simboliza el Espíritu Santo. Las prudentes, que permanecieron listas para la llegada del novio, entraron al banquete de bodas, pero las “locas” se quedaron fuera. Así también, en el ámbito de la Iglesia, entre quienes escuchan la Palabra de Dios, existen dos tipos de personas: los prudentes y los insensatos. Los prudentes creen y actúan con sabiduría respecto a su fe, anticipando el futuro y preparándose en el presente para poder superarlo sin problemas cuando llegue el momento. Los insensatos, por el contrario, solo piensan en el aquí y ahora, sin prepararse para el mañana. La parábola muestra claramente que solo los prudentes entrarán al Reino de los Cielos. Los imprudentes quedarán fuera porque no priorizaron este Reino, creyendo que siempre habría tiempo, y, como las cinco vírgenes “locas”, no tenían el aceite (la Presencia de Dios) cuando llegó el novio.
Con esta advertencia, es fundamental vivir en estado de alerta. Haz lo que tengas que hacer. Si es arrepentirte, arrepiéntete; si es dejar el pecado, déjalo. Haz lo que sea necesario, pero no lo dejes para después, porque no sabes si habrá un “después”. Esta advertencia es para todos nosotros.
Advertencia adicional
Algunos dirán que una vez que eres salvo, estás salvo para siempre, pero eso es falso. Si fuera cierto, ¿por qué diría el Señor Jesús:
“Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir” (Mateo 25:13)?
Estamos salvos en el momento en que creemos en Jesús, permanecemos salvos mientras continuamos creyendo en Él, y, si mañana seguimos creyendo en Él, seguiremos salvos. Pero, si lo dejamos, perdemos la salvación. Por eso dijo el Señor Jesús:
“Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo” (Mateo 24:13).