Sufría en todas las áreas de mi vida, tenía problemas en mi familia, yo era depresiva e insegura además la relación con mi esposo iba de mal en peor. Ya que él era indiferente y eso causó muchas peleas, al punto de agredirnos, no sólo verbal sino que también físicamente.
Estaba hundida y no tenía deseos de nada, ni de cuidar a mi hijo que apenas tenía meses de nacido.
Cuando llegué a la Universal me enseñaron a usar la fe y a vencer los problemas que me estaban angustiando. De a poco, fui recobrando mi autoestima y empecé a ver cambios en mi relación con mi esposo.
Hoy es diferente porque Dios está en mi hogar y en mi familia. Hay armonía, paz y dialogo, disfruto de estar con mi esposo todos los días y lucho por ser una mejor madre para mi hijo.
Romina