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DOMINGO DEL REENCUENTRO

¡Llego la Hora de Volver, de todos los que un día estuvieron en la Presencia de Dios, en el Templo de los Milagros!

Y levantándose, fue a su padre. Y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió compasión por él, y corrió, se echó sobre su cuello y lo besó. Lucas 15:20

Dios ve a los apartados y tiene compasión de ellos. La prueba de esto es que ellos son salvados de hasta la propia muerte y logran volver a Su Presencia.

Cuando Dios nos ve, no solo Se alegra, sino que Se llena de compasión. Él más que nadie quiere correr a nuestro encuentro.

Si el Padre recibe a aquellos que están apartados, ¿quiénes somos nosotros para darles la espalda?

Fíjate en el sendero de tus pies, y todos tus caminos serán establecidos. No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; aparta tu pie del mal. Proverbios 4:26-27

La elección de qué sendero tomar, es de uno mismo. El Espíritu Santo nos enseña que debemos fijarnos en dónde andan nuestros pies para no tropezar. Así, nuestros caminos van a ser establecidos.

Todo empieza con un primer paso. Por eso, debemos asegurarnos de que este paso esté bien dado. Después de todo, el resultado y la consecuencia van a recaer sobre nosotros.

Debemos mirar nuestro sendero y no el del otro, porque, si somos humildes, fieles y nos mantenemos con Él, va a ser bendecido el lugar en donde nosotros estemos.

Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea perfecto. Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros, así como yo os he amado. Nadie tiene un amor mayor que este: que uno dé su vida por sus amigos. Juan 15:9-13

El Espíritu Santo contraría nuestra carne, pero no para que esto nos induzca al fracaso, sino para que seamos más que vencedores logrando vencer a nuestra propia carne (deseos, inclinaciones).

El propio “yo” de uno es el primer y principal enemigo del ser humano.

La gratitud es la sal que da sabor. Por eso, cuando uno es grato, se evitan y se resuelven problemas. El amor no solo se resume en palabras, sino en actitudes.

El significado de perfecto es completo. Solo estamos completos cuando tenemos la alegría de nuestra Salvación.

Podemos no tener nada, pero si tenemos Su Gozo y la Alegría de la Salvación no nos hace falta más nada.

Jesús dio la vida por nosotros y Él espera lo mismo de nuestra parte.

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