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Cómo permanecer unido a Dios

Debemos reflexionar sobre nuestra vida, cómo está y cómo terminará, porque tenemos el poder del libre albedrío. Somos nosotros quienes decidimos sobre nuestro presente, futuro y con quién viviremos en la eternidad.


Después de crear la naturaleza, Dios creó al ser humano y lo puso en el jardín del Edén para que lo cuidara y cultivara. Allí estaba el árbol de la vida, que representaba a Dios. Todo lo que el Altísimo esperaba de la humanidad era fidelidad, reconocimiento y dependencia de Él.


Sin embargo, el ser humano pecó, y Dios quiso salvarlo de su error, por lo que sacrificó a un animal. En ese momento nació el concepto del Altar, un lugar donde podemos ofrecer sacrificios de arrepentimiento para regresar espiritualmente al árbol de la vida.


Hoy en día, cuando estamos en Jesús, llevamos el jardín del Edén dentro de nosotros. Afuera hay una guerra, pero en nuestro interior hay paz, nos sentimos bien, seguros y tranquilos, a pesar de los problemas. Claro que seguiremos experimentando sentimientos como tristeza, ira, ansiedad y nerviosismo, pero no debemos permitir que nos dominen.


«Yo soy la vid verdadera, y Mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en Mí no da fruto, lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto». Juan 15:1-2


Jesús dijo que es la vid y, cuando estamos en Él, tenemos fuerza, equilibrio y la certeza de que, si morimos hoy, seremos salvos. También damos fruto y somos podados para producir más. Es mejor sentir el dolor de la poda, que es temporal, que el dolor de ser cortados y estar lejos del Padre. Esto es necesario para que no confiemos en nuestras propias capacidades, sino que dependamos de Dios.


«Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado». Juan 15:3


La Sagrada Escritura de Dios tiene el poder de cortar sentimientos, hábitos y orientarnos hacia dónde debemos ir. Es como una tijera que poda el pámpano.


«Permaneced en Mí, y Yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en Mí». Juan 15:4


Por lo tanto, dependemos de Dios. Permanecemos en Él no solo mientras estamos en la iglesia, sino, sobre todo, cuando estamos solos, ya sea en el transporte público, en el trabajo o en casa. El Altísimo nos observa siempre, para ver si practicamos Su Palabra.


Por otro lado, no debemos desanimarnos cuando somos reprendidos, es decir, podados, porque el Señor Jesús conoce nuestro potencial y sabe que podemos ser mejores cristianos, personas, profesionales y evangelistas. Así no nos apoyaremos en nuestras propias capacidades, sino en Dios.


«Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en Mí y Yo en él, ese da mucho fruto, porque separados de Mí nada podéis hacer». Juan 15:5


Si no permanecemos en Él, seremos apartados y nos perderemos como el sarmiento separado de la vid. Pero ¿cómo permanecemos en Él? A través de la comunión con Dios: cuando Le agradecemos por lo que tenemos, cuando Le pedimos que guarde nuestros ojos y nuestro corazón. No debemos limitar nuestra conversación con Él solo a la iglesia, sino hacerlo en todo momento.


«Si alguno no permanece en Mí, es echado fuera como un sarmiento y se seca; y los recogen, los echan al fuego y se queman». Juan 15:6


En otras palabras, si no tenemos a Jesús, no tenemos nada. Un claro ejemplo son las personas que aparentemente lo tienen todo, pero están vacías porque están lejos del árbol de la vida, que es Jesucristo.


«Si permanecéis en Mí, y Mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho». Juan 15:7


Cuando permanecemos en Él, podemos pedirle todo lo que deseemos, pero es necesario que sea conforme a Su voluntad. Siempre debemos terminar la oración con la frase: «Que se haga Tu voluntad». Porque lo que Dios más desea, además de bendecirnos, es que alcancemos la Salvación y no nos perdamos por lo que pedimos.


Y tú, ¿estás en la vid?

Participe. Todos los domingos a las 10 de la mañana.

Avenida Libertador Bernardo O'Higgins 2558, Metro Unión Latino americana. Santiago de Chile. Y en todas universal del país: https://www.iglesiauniversalchile.com/direcciones

Informaciones: ☎️ 22 436 5782 | ☎️ +56 9 8704 2585.


Iglesia Universal del Reino de Dios

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